El amanecer se asoma
tras el porvenir,
entre sombras de espinas
y los ecos de luceros.
La explosión intensa
de cada voz
me deja,
amparado en su abrazo.
Respiro el oro
de esa luz dorada.
- Jorge Guillén
El amanecer se asoma
tras el porvenir,
entre sombras de espinas
y los ecos de luceros.
La explosión intensa
de cada voz
me deja,
amparado en su abrazo.
Respiro el oro
de esa luz dorada.